Nací en Madrid el día más caluroso de un verano cualquiera, según me dijo mi madre. Pero no le faltaba razón, porque por lo visto el 21 de julio ha sido el día más caluroso del año durante el último siglo, según leí en una ocasión.
Así crecí, en plena transición histórica, política y social, en un barrio y una época donde las mujeres se arreglaban poco, o directamente, nada.
Sin embargo, yo me pasaba el día jugando con el escaso maquillaje de mi madre, los tacones y combinaciones viejas que ya no se ponían mis abuelas, y para disgusto de mi madre, su vestido de novia que un día, inocentemente, me encontré en casa de la abuelita, y nunca más pude volver a dejarlo en las percha.
Me pasé toda mi infancia disfrazada. Era fácil saber que regalarme cuando llegaba mi cumpleaños. Pero lo que realmente cambió mi percepción de la belleza y la estética femenina, fue el Hollywood de los años 30 y 40.
Recuerdo que fue una noche de verano, quizás tendría 9 años, no más. Mi madre me dejaba acostarme algo más tarde que el resto del año, y comencé a ver una película en blanco y negro, con una mujer rubia que me dejó impactada, un hombre al que seducía vilmente y un título magnífico. Ella era Marlene Dietrich, él un joven John Wayne, y la película Siete Pecadores.
Desde entonces, me quedé fascinada por ese estilo de mujer que no tenía nada que ver con lo que me rodeaba. Su personalidad, sus gestos, sus labios rojos, su mirada entrecortada, sus pestañas postizas, la sensualidad que destilaba en todo lo que hacía y decía.
Marlene Dietrich se convirtió en mi icono de mujer durante muchos años. Después llegaría Madonna y sus transparencias, y aunque muchos la compararon con Marilyn Monroe, yo creo que por su personalidad y estilo, se convirtió en la nueva Marlene.
Con los años fui descubriendo a Greta Garbo, con sus kilométricas pestañas, y la primera que utilizó, lo que para muchas mujeres, se ha convertido en nuestro mejor aliado: el eye-liner. Y que marcaron un estilo tan innovador que hoy en día sigue siendo la mejor forma de maquillar el ojo y estar Divina.
Pues sí, cuando mis amigas en plena adolescencia forraban sus carpetas y libros con los actores y cantantes de moda, yo recortaba a Katharine, Audrey, Rita, Lana,Verónica, Lauren, Vivienne, Ava o Marilyn.
Así elegí mi camino, decidí dedicarme a la belleza, al maquillaje, la moda y a todo lo relacionado con esa esencia femenina que todas las mujeres poseemos, pero que a muchas les cuesta descubrir. Y es por eso por lo que trabajo, para sacar la parte más femenina y feminista de las mujeres, para que no se olviden de ellas mismas, y dediquen más tiempo a sus inquietudes, sus sueños, su cuerpo y su mente.
Ser mujer debe de ser nuestro estilo de vida, nunca una imposición.
Vivir libre te hará feliz.
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